miércoles, 28 de noviembre de 2018

28/10


as veces son a auga fría na cara
quero limparme pouquiño a pouco todo este desastre
quero estar por enriba de este poema
cóllome da man e lévome á porta da escola
intento convencerme de que todo iso que pasou
non vai pasar
entre as sábanas sécome as bágoas
intento convencerme de que todo iso que pasou
ao final vaise pasar
espérome na porta tras unha cita
intento convencerme de que todo o que non creo que vaia pasar
ao final
pasou
pero nunca me escoito
e cando todo remata
o eco quédase moi dentro da miña cabeza

miércoles, 31 de mayo de 2017

estoy cansada. De romperme la cara contra el mismo no de siempre. De esperar y esperar a ver si se convierte en sí. De que me abracen por obligación y nunca por la imperiosa necesidad de tenerme cerca. Hace más de un año que no me quieren, y más de una vida que no me quieren bien. Como quieres que me sienta. Como quieres que te mire. Si estoy ahogándome delante de todos y nadie me escucha sollozar. Si nadie se mojaría por mí. Si nadie me secaría la carita cuando ya estuviese a salvo.
Lo necesito, no es una llamada de atención, es el cúmulo de una vida entendiendo el amor como una hoja de doble filo. Amando el golpe como quien ama el beso. Extrañando los gritos. Temiendo el abrazo. Dime. Cómo salvarme la vida cuando no depende de mí, sino de un ente colectivo que ignora que estoy quedándome sin aire. Si ya no puedo escribir en verso porque mis miedos ocupan demasiado espacio. Si ya no duermo precisamente por esta misma razón.
Me acojona no ser suficiente para nadie, pero debajo de todo eso, debajo del dolor y el rechazo, me acojona no ser suficiente para mí. Y por eso quizá esté pidiendo que me valoren. Quizá yo ya no sea capaz de hacerlo. Quizá yo ya no pueda cuidarme.
Qué pasa cuando nadie viene a salvarte pero tampoco terminas de consumirte.
Que agonizas. Siempre.
En silencio.
Perdonadme pero estoy cansada. No lo aguanto, el miedo a levantar la voz por si se quiebra y es el grito el que agujerea mi garganta. A pulsar el botón del pánico y acabar con esta farsa, levantarme para caer y caer y cada vez con más fuerza hasta enterrarme.
Mamá, yo no oigo voces, yo me oigo a mí misma y eso me aterra. Y no sé como evitarme, dónde esconderme. Cómo cerrarme la boca.
No se alejan, esas figuras pequeñas no se alejan, sino que soy yo quien retrocedo a pasos de gigante.
Sigo sin saber a dónde voy.
Pero lejos. Ojalá muy lejos.
Mamá, lo siento, pero a veces quiero rendirme. Y lo haría si supiese que no habría más que paz. Pero lo que me persigue está aquí adentro.
Cerca. Ojalá no tan cerca.

martes, 14 de marzo de 2017

Meat is murder- The Smiths

no puedo respirar
necesito que me saques de aquí
sácame de aquí
sácame de aquí

me estoy ahogando con mis propias lágrimas
quiero gritar
y se me escapa un hilillo de voz
mientras a mi alrededor ojos preocupados
se preguntan
cómo no pudieron haberlo visto antes

sácame de aquí
me aferro a la manga de un jersey
necesito respirar
de verdad
lo necesito

he pasado tanto tiempo fingiendo que estaba bien
que podía hacerlo
joder, que todos pueden y yo también
pero mi cuerpo ha dejado de ser cómplice
de esta puta mentira
de seguir haciéndome daño
ayudando a todo el mundo
buscando,
casi con disimulo,
cometer un error
dejarme la puerta abierta alguna noche,
escribir algún poema demasiado duro
sin censura
dar algún paso en falso
y que por fin alguien,
ojalá tú,
se hubiese dado cuenta.

me hacía más y más pequeña
y en mi cabeza gritos de reproche
no con mi propia voz
sino con las de quienes tantas veces me han gritado antes

mi padre decía
tienes que crecer no tienes 13 años
y yo,
ovillo de lana usada en el suelo,
contestaba que ojalá
ojalá crecer por dentro
y que esas palabras dejasen de afectarme

romperse está permitido,
dicen,
llorar es bueno
te invitamos a estar triste
triste y guapa,
por supuesto,
con los ojitos rojos como en las películas,
sentada en la cama,
comiendo helado.
Esa tristeza se admite.

nadie quiere ver a alguien romperse de verdad,
cuando lo único que quieres es poder respirar,
giras, giras
giras...
el grito de dolor las explicaciones a uno mismo
el no ser capaz de terminar una frase
querer salir corriendo
sácame de aquí
por favor sácame de aquí
decía,
antes de tratar desesperadamente de conseguir
un poco de oxígeno,
de dónde,
preguntó


de mí.

lunes, 20 de febrero de 2017

no quiero que me salven sólo que me dejen hundirme en paz

sentirse mal a veces está bien
ahora duerme

toda mi vida la he pasado dejando que me arrastre la marea
sintiendo como me lanzaba contra las rocas

a veces siento
haber nacido náufraga

después en la arena
lloro los cortes,
siento los golpes,
el dolor pasado es un eco constante en mi memoria
me escucho gritar y digo:
la calma reabre las heridas,
acostúmbrate a la sangre,
te debes a ella.

me pregunto si llegará un día en el que dejaré de sentir dolor
como en las torturas

mientras tanto sigo gritando
y cada vez es más minúsculo el motivo
hay días en los que no consigo ni recordar por qué estaba triste

pero
tras una vida llorando
-la práctica hace al maestro-
todo golpe trae consigo el recuerdo de los pasados
por eso no sé si estoy triste porque no me quieres
o porque otros tantos tampoco supieron hacerlo antes.

el déjà vu es peligroso,
ya he visto como vas a clavarme el puñal desde el momento en el que me has dado la mano

no por ello he dejado de estrechártela
supongo
hacerse la tonta es preferible que hacerse la muerta
y que nadie venga a tu entierro.

los platos rotos cortan
no es una amenaza
pero por favor
esta vez tenme miedo.

martes, 17 de enero de 2017

Opinión que nadie me ha pedido.

Mi opinión no le importa a nadie, porque no tengo miles de seguidores y porque probablemente son cuatro gatos los que leen mi blog. Mis cuatro gatos favoritos.
Pero me creo en condiciones de darla. Creo, que después de tantos años usando la poesía como forma de decir lo que pienso tengo motivos para quejarme.
Empecé a escribir con apenas 7 años. Recuerdo encerrarme en mi habitación y sentir como si esta fuese haciéndose cada vez más y más pequeña mientras yo me hacía más y más grande hasta acabar desbordando en un papel. Escribía como me sentía, y después lo pasaba por debajo de la puerta, deseando que sirviese de bandera blanca, que cesasen los gritos y los golpes, que por una vez parasen cuando empezaba a doler.
Era una cría y no tenía ni idea de nada, sólo quería quitarme de dentro lo que me estaba matando, quería pasar mi carga a una hoja. Después paz. Después calma.
De ahí en adelante, todo fue fluyendo. Empezaron los versos, las rimas. Mis profesores me encuadernaron un libro, me hicieron un blog en sexto de primaria. Gané algún premio absurdo escolar y algún otro en el instituto.
Lo que quiero decir con todo esto es que para mí la poesía nació como una necesidad. No fue un nacimiento bonito, supongo que igual que quien sale a correr cuando está estresado, yo cogía un bolígrafo y dejaba la mente en blanco.
Esto era para mí la poesía. No tenía ni idea del sexo, ni del amor, pero lo escribía. Era una poesía malísima, vacía e infantil, pero era mía. Por esto, creo que puedo permitirme hablar sobre lo que está pasando. Después de tantos años, de haberla odiado, escondido, enseñado, amado, sentido y mil verbos en participio más, puedo considerarme poeta. Independientemente de la calidad de lo que escriba.
Lo primero, es que la culpa no es de los poetas. Escribir es válido, lo hagas bien, o lo hagas mal. Y publicarlo es maravilloso. No hay nada de malo en escribir en internet. Todos tenemos derecho a hacerlo. Al fin y al cabo, es nuestro dolor y es nuestra mierda.
El problema está en quien tiene el poder de elegir qué mierda es mejor y qué mierda es peor. Las editoriales. Desde hace un tiempo, estas entidades se dedican a vagar por las redes sociales buscando a personas con muchos seguidores, cuando lo que deberían hacer es buscar a gente con talento. He visto como a personas importantes en Twitter se les publicaba un libro cuando ni siquiera habían llegado a ser conocidos por escribir.
Y esto me jode. Me jode porque hay gente muy buena, gente sin seguidores, con un blog humilde y un trabajo increíble. Me jode porque veo cómo se publican poemarios vacíos, en los que los autores escriben tópicos, venden palabras sin sentido para adolescentes, escriben lo que queremos leer y no lo que sienten.
Creo que estamos viviendo la putrefacción de la cultura. Se sigue escribiendo buena literatura, sigue habiendo una poesía excelente, pero no se publica, no se vende, no se difunde. Nos dan lo fácil, lo masticado, con portadas bonitas y un par de versos que nos hacen sentir identificados. Y esperan.
Están convirtiendo la poesía en algo rentable, algo de lo que sacar beneficio, números, cifras, cantidades. Ya no importa descubrir un nuevo talento, porque ese autor al que publican ya cuenta con una masa inmensa de fans, gente que comprará su libro, y el siguiente, y el siguiente. La calidad no importa, ha pasado a un segundo plano.
Nos hablan del boom de la poesía, de que ahora es más fácil editar un libro, pero es mentira. Cada vez hay menos hueco en el panorama para los que escribimos lo que sentimos, para los que lo hacemos de verdad. Y lo peor, cada vez hay menos hueco para los que, aún encima, lo hacen bien.
Y esto asusta. Sobre todo para los que hemos encontrado un hogar en la literatura, una balsa. Asusta ver como, una vez más, han conseguido monetizar el arte y convertirlo en nada, en basura. Pero una basura que incrementa, cada vez más, sus beneficios.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Autocompasión y otras mierdas.

Ayer empecé a escribir un poema muy triste sobre todo lo que siento y no sé dejar salir.
Nunca he ido a un psicólogo ni creo que contar que estoy triste vaya a hacer
que deje de estarlo
-no sé de nadie que haya ido a un psicólogo durante un tiempo limitado-
y no me gustaría que mi tristeza ocupase una hora semanal
en la vida de alguien que,
quizá,
esté mucho peor que yo.
Así que escribo, para airear la herida. Mamá siempre me quitaba las tiritas
a pesar de mi tendencia a dejarlas durante días por miedo a que al verla
estuviese peor.

Ojos que no ven corazón que siente igual porque no tiene un pelo de gilipollas.
Pero a veces, es mejor así.

Me puse a escribir sobre la niña que llora y que llora
mientras sigo subiendo el volumen de la música
-la tirita esta vez es una canción de U2-
pero no era capaz de poner en un poema la necesidad de un abrazo mientras me autodestruyo en la cama.

No quiero que nadie me diga que todo va a salir bien
porque la autocompasión es mi punto fuerte cuando me siento tan débil
no quiero que me miren como algo chiquitito
frágil
e inestable

vuestra visión de mí potencia mis ganas de no volver a ver a nadie.

Quiero que me abracen mientras me lleno los pulmones de excusas
nicotina
y todo lo que no soy capaz de escribir aquí por miedo
-mamá tienes que quitarme la tirita-
a tener que enfrentarme a ello.

no sé escribir la necesidad de que me digan que esto es una putada
que nadie va a salir vivo de semejante masacre
que ojalá la muerte nos pillase follando
o al menos
se quedase mirando un rato.

por eso, hace unos días me puse a escribir
para al final dejarlo archivado en el borrador
justo como estoy haciendo
ahor

domingo, 18 de diciembre de 2016

para qué coño sirve un título

Soy la completa desconocida ante el vacío
a la que salvarías de saltar por cordialidad
jamás por cariño o afecto

el gato erizado al que nadie adopta
maltratado y rechazado toda su vida
cabizbajo
vuelve siempre a su agresor

la niña que muerde a los demás en el parque
porque no entiende el amor sin dolor
y no acepta querer sin sangre
consiguiendo
al final
que nadie quiera jugar con ella

irónicamente
años después todos han jugado con sus sentimientos
alguna vez

quiero salir a correr y no volver jamás a sentirme encerrada
en mí misma
en la yo misma que esperáis que sea

la que sí concibe victoria sin rasguños en las rodillas
la que mantiene una conversación sin irse por las ramas
la que no ha pensado diez veces durante este poema en colgarse de una

estar triste es el clavo ardiendo al que he tenido que aferrarme
después de que me los apagaseis todos por miedo a que me hiciese daño